Después de una semana cargada de excesos, salidas, festejos y desórdenes alimentarios, es habitual querer perder esos kilitos demás recientemente ganados. Para ello solo hace falta poner algo de orden en nuestra rutina.
Te proponemos una serie de tips para lograrlo:
1. Reorganizá tus comidas: planificá anticipadamente el menú, diario o semanal, tratando de incorporar alimentos de todos los grupos. Eso te va a permitir contar todos los días con comidas variadas y nutritivas.
2. Hacé las compras de manera estratégica:
– Revisá la heladera y despensa de la cocina antes de salir de tu casa.
– Hacé una lista para ahorrar tiempo y dinero.
– Los productos de temporada son de mejor calidad y sabor, y tienen un precio más accesible.
– Si hay niños en la casa es importante que participen, junto con los adultos, del proceso alimentario: compra, conservación y preparación de los alimentos.
3. Cociná y frizá: elaborá diferentes preparaciones que puedan conservarse en el freezer o en la heladera. Eso te va a facilitar tener algunas comidas más avanzadas para los días en los que contás con poco tiempo para cocinar.
4. Reducí las calorías de tu dieta cotidiana: es importante sostener una buena alimentación que incluya alimentos variados, en menores cantidades y porciones moderadas. Un consejo práctico es llevar a la mesa solo el plato servido, en lugar de colocar las fuentes con comida que nos tienten a sobrepasar la porción o a picotear luego de terminar nuestro plato.
5. Respetá las comidas diarias: desayuno, almuerzo, merienda, y cena. En caso de sentir apetito se puede incorporar pequeñas colaciones entre horas.
6. Consumí diariamente productos lácteos: leche descremada y sus derivados, yogures y quesos. Aportan proteínas de buena calidad, vitaminas y especialmente calcio, imprescindible para la formación y el mantenimiento de la masa ósea.
7. Comé frutas y verduras de todo tipo y de diferentes colores: contienen múltiples vitaminas y minerales, fibra, agua, y tienen un bajo contenido de grasas.
8. Consumí carnes rojas y blancas, retirando la grasa visible. Es conveniente disminuir el consumo de fiambres, embutidos, chacinados y patés que poseen mayor contenido de grasas y sal, cocinar el pollo retirando previamente la piel e incorporar pescados a tu alimentación habitual.
9. Prepará las comidas con aceite preferentemente crudo y evitá la grasa para cocinar. Es preferible emplear los aceites de origen vegetal, a las grasas de origen animal como la manteca, margarina o crema de leche.
10. Disminuí el consumo de azúcar y de sal. La clave es cocinar con poca sal y realzar el sabor con hierbas y especias. Por otro lado, el exceso de azúcar favorece el aumento de peso.
11. Tomá agua: por lo menos 2 litros por día. También cuentan como líquido las infusiones de té, mate cocido, café, los jugos naturales de frutas, las bebidas saborizadas reducidas en azúcares, etc.
12. Evitá las distracciones en el momento de las comidas: mirar TV, escuchar música, leer, entre otros. Es ideal aprovechar este tiempo para el encuentro y el diálogo entre los miembros de la familia o amigos.
13. Ejercitate: el ejercicio físico junto a una alimentación balanceada son los pilares fundamentales para llevar un estilo de vida saludable.
Nuestros menúes son diseñados por la licenciada en nutrición clínica y deportiva Eugenia Pogostkin, quien tiene en cuenta la armonía nutricional de cada plato para lograr una comida completa y nutritiva, lo que asegura que sean siempre bien balanceados y que puedas llevar una alimentación saludable.