Comer en temporada significa comer un alimento durante su época natural de cosecha, por ejemplo, tomates en verano, manzanas en otoño/invierno, espárragos en primavera, etc. Los alimentos de temporada, al ser cultivados de forma natural, conservan sus aportes nutricionales en plenitud; hablamos de vitaminas, minerales y otros nutrientes. Adicionalmente, tienen mejor textura, apariencia y sabor. Los alimentos de temporada son de mayor calidad en su época de recolección.
También es importante mencionar que no contienen aditivos, a diferencia de los atemporales que suelen estar cargados de pesticidas y fertilizantes sintéticos, entre otros químicos peligrosos para la salud. De hecho, los alimentos de temporada suelen usar fertilizantes naturales que ayudan a elevar el contenido nutricional.
Aquí enumeramos 5 razones importantísimas para implementar, en la medida de lo posible, una alimentación a base de productos de temporada:
- Ahorrás dinero
Las frutas y verduras de estación siempre son más baratas ya que hay abundancia de ellas, por lo que el sistema se ordena por el principio básico de la economía: la oferta y la demanda. Cuando comemos productos fuera de estación, estos normalmente viajan desde puntos geográficos distantes (incluso desde otro lado del mundo), y sus costos de traslado se suman al precio final que pagás. A modo de ejemplo, hacé un ejercicio de comparación de precios este invierno con lo que encuentres en el próximo verano. Fíjate en cómo varían los precios de los limones en verano versus invierno, y los melones importados que hay hoy en algunos supermercados versus los locales en el verano.
- Apoyás la economía local
Si comés estacional, estarás siempre apoyando a los agricultores locales y al desarrollo de la economía local. Además, podés optar por apoyar programas de ferias locales u organizaciones campesinas que te llevan canastas de frutas y verduras a tu casa, ayudando a generar una comunidad de proveedores más fuerte y dinámica.
- Obtenés productos con mejor sabor y más nutritivos
La fruta y verdura que madura en la planta es siempre la más sabrosa y la más nutritiva. El dulzor de la fruta, sus jugos y su textura están en el momento perfecto cuando se cosechan en la estación, por lo que la experiencia sensorial de comer algo así es inigualable. Además, los nutrientes están en su máximo nivel, y comienzan a decaer una vez que la fruta es cosechada, así que mientras antes la comas, mejor.
- Reducís tu impacto ambiental
Las tecnologías de cultivo y los sistemas de transporte han avanzado muchísimo en los últimos 20/30 años, lo cual ha facilitado el desarrollo de un sistema alimentario industrial y globalizado. Esto nos da mucha amplitud y variedad de productos durante todo el año, sin embargo, no tenemos que perder de vista que esto apareja muchísimos trastornos al medio ambiente, como son el mayor consumo de energía para invernaderos o para la refrigeración, almacenamiento y transporte de los alimentos. Los insumos adicionales que requiere este tipo de producción hacen que el producto final sea muy intensivo en términos de recursos naturales, aumentando su huella de carbono y también la dependencia de los combustibles fósiles. Las frutas y verduras importadas tienen un impacto ambiental mucho más alto que aquellas producidas a nivel local, solo por la distancia que han sido transportadas. Esto aumenta sus food miles o «kilómetros alimentarios», que a su vez incrementa la huella de carbono del producto. Cuando consumís de manera local y estacional estás ayudando a reducir todos estos impactos ambientales que vienen aparejados con la globalización de nuestra cadena alimentaria.
- Te sincronizás con los ciclos de la naturaleza
Finalmente, a un nivel más humano y espiritual si se quiere, volver a comer al ritmo de las estaciones nos ayuda a reconectar con los ciclos de la naturaleza. Esta forma de alimentarnos nos conecta con el lugar de donde vienen nuestros alimentos y con quien los produce; nos conecta con la tierra y con nuestro cuerpo, con los períodos de escasez y abundancia, y nos recuerda que somos parte de la naturaleza, por lo que esos ciclos también nos afectan. Es por eso que a nivel de salud también es importante comer los productos que nos entregan las estaciones, ya que son los ideales para equilibrar nuestro cuerpo según lo que suceda «afuera». Esto es uno de los principios fundamentales que nos enseña el Ayurveda para lograr el equilibrio interno. Aprendemos a balancear el calor del verano con frutas y verduras ligeras, refrescantes y llenas de agua, como son las sandías, tomates, pepinos, la albahaca, etc. Mientras que en invierno el trabajo temperante lo hacen las raíces, los tubérculos, los zapallos, las manzanas y las especias como la canela y el jengibre.
Frente a todas estas razones, podemos decirte que el equilibrio es lo más importante. No queremos decir aquí que no se debe comer alimentos que no sean de temporada, sino simplemente sugerirte que sumes a tu dieta diaria alimentos de estación y que complementes tus platos con toda la otra variedad que nos ofrece el mercado.